domingo, mayo 15, 2011

La secuela de Ciudad Mascota

La única secuela posible de Ciudad Mascota podía ser el blog Mascotas Muertas
Nos vemos por allá. Un abrazo a todos los sobrevivientes.
Hoy llueve agua y balas en Ciudad Mascota. ¿Cuántos se mojarán mientras caminan por la calle? ¿Cuántos morirán (o moriremos) por las balas de este día?

martes, mayo 13, 2008

La Sociedad de la Lengua Viperina

"Hablamos mal de los que están un un poco más mal de los que no están". Ese es el lema de este grupo de cronistas, historiadores, periodistas, abogados, maestros y hasta doctores, que se reúnen todos los miércoles a partir de las siete de la mañana en el Café AL (calzada Madero y Emilio Carranza) para desayunar y compartir comentarios sobre política, sociedad, cultura, historia... todo aquello que esté de la fregada y merezca ser analtecido por sus lenguas viperinas.
Y por supuesto que son demasiados temas. Siempre tienen que dejar uno o dos temas a medias para apurar la participación del Matador (un torero pensionado que recita coplas a los toros y a las mujeres, aunque siempre se las dedica a sus amigos más queridos) y para rematar, del nobiliario comediante Juan Jaime, el Conde de Agualeguas, quien enumera un recuento de los temas que se hablaron y hace comentarios cómicos sobre estos tópicos cada vez más utópicos.
Así, presididas por su Presidente Viperino Vitalicio, el Profesor y delegado del INAH Héctor Jaime Treviño, y por el Secretario de Avatares, el Profesor, Licenciado y cronista de Pesquería, Mario Elizondo Montalvo, las reuniones son una clara muestra de que cuando uno logra salir vivo, es que es de cuero corrioso, difícil de masticar.

lunes, abril 21, 2008

Conde de Agualeguas: Visitando el pueblo

A mí me impresiona el porte que tiene el Conde de Agualeguas al salir al escenario vestido en frac a la manera de showman y dar la bienvenida a los asistentes a su espectáculo.

Anuncia -y advierte- que la temática es de un pueblo del noreste de México. Puede ser de Coahuila, Nuevo León o Tamaulipas -ya a la mitad del evento hablará un poco sobre historia y los orígenes y usanzas de ciertas palabras-.

Los visitantes -espectadores- del pueblo, bajan del camión sudando la gota gorda y con la cabeza y ropa llena de polvo.

Estos visitantes, nos impresionamos por las voces agudas de las mujeres que gritan como gallinas curulecas al momento de saludar y llorar, pero hablan en voz baja cuando le dan vuelta al chisme -que para ese entonces ya le dio tres veces al vuelta al pueblo-.

Las mujeres, cuando jóvenes son delgaditas y buenas personas... cuando casadas o simplemente pasadas de cierta edad, son intimidantes, rumorosas y rollizas de a dos asientos de camión.

El sacerdote del pueblo, como en muchos casos, tiene buenas intenciones. Pero como su obligación es conocer el terreno en que los habitantes del pueblo son inducidos al mal, pues
es de su obligación recorrer de vez en cuando los kilómetros que separan al pueblo de la casa que está allá pasando la curva y que nunca apaga su luz roja.

Las veces que he ido a ver al Conde de Agualeguas, siempre ha sido el último día. En la última ocasión me tocó que una mujer lo pretendía grabar en video en su celular. Hasta ese punto ha llegado su carrera, que no dudaría que al rato lo tengan en tono de celular. Pero al menos que pregunten si se puede, no sean gachos ni piratas.

Lo bueno es que al final siempre nos suben de nuevo al camión... y regresamos a nuestra ciudad, dejando atrás esas calles donde ni siquiera se puede caminar sobre las banquetas... porque hay que respetarlas. Allí las hacen para que saquen sus sillas y mecedoras por la tarde.

Cita en El Jefe

El Abogado gusta de asistir a este bar en las calles Reforma y Amado Nervo, para leer sus libros de Jelinek y Neruda delante de las meseras que se la pasan de un extremo a otro del local luciendo sus piernas en minishorts. A ratos se hunde en la lectura y a ratos sale de alli totalmente desbocado, mirando fijamente a las meseras a los ojos, inclinando su cara entre los hombros esperando que ellas rian o le pregunten: "¿se siente bien?"
A veces se tarda para pedir comida y entonces un amigo le manda llamar a la mesera de piernas más delgadas y le dice: "Por favor traiga algo de comer para mi amigo, porque no ha comido desde ayer y mire, ya está a punto de desmayarse".
El Abogado no habla... sólo la mira a los ojos.
Algunas meseras corren a traerle un plato de cortadillo... otras sólo regresan con cacahuates.
Una vez el Abogado se atrevió a hablar. Le dijo a la mesera en turno que leía porque le gustaba escribir poemas.
-¿A poco eres poeta? -preguntó la mujer, a lo que el abogado contestó con una leve inclinación de su cabeza.
Luego, él le prometió con aire amistoso, que le avisaría cada que hubiera un evento de esos en los que hay escritores que leen poesía y presentan sus libros. Y que si le gustaría ir.
-¿Es eso una cita? -balbuceó ella a medio reír.

El Abogado desvió la mirada hacia las páginas del libro que llevaba a la mitad, y simplemente ya no dijo más.

lunes, abril 07, 2008

Vientos regios 3: Lo que el viento no se llevó

Días después del aironazo, vecinos del Municipio de San Nicolás cerraban calles y hacían plantones afuera de las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad. En la primer ocasión llegó la policía, los miró y los oficiales sólo esperaron a que los reporteros se fueran para irse también dejando a los del plantón a la buena de Dios. En esos momentos, un vecino que iba en camioneta se aventuró a llegar a su casa -a media calle- subiendo las ramas que servían de cerco. Esas mismas ramas que habían sido cortadas por empleados del municipio horas después del ventarrón.
¿Qué hicieron los del plantón? Apedrearon la camioneta, y golpearon al joven conductor a través de la ventanilla. Estuvieron a punto de bajarlo entre varios de la camioneta para lincharlo, cuando se reestableció el control. La policía no se llevó detenido a ninguno de los agresores.
La violencia permanece.

sábado, abril 05, 2008

Vientos regios 2: Lo que el viento se llevó

Una vecina de mi madre en la colonia Nuevo Repueblo encontró en su patio un par de láminas. Mi suegra en cambio, en su casa en el centro de San Nicolás, permaneció en una recámara. Mirando por la ventana la manera en que su mesa de jardín era azotada por el viento contra las bardas del patio. No quedó una sola pata de plástico sujeta a la base.
Los restos volaron hacia la parte trasera o azotea de otra casa, y en cambio a la mañana siguiente se encontró un baño de lámina incrustado en el tronco del mezquite que tiene al fondo. Allí donde un día antes había tres bugambilias floreciendo.

Vientos regios 1: Vientos de martes

Martes 18 de marzo.
Por la mañana lavé ropa. El desempleo me enseñó a ser solidario con Thelma luego de casi 8 meses de crisis laboral.
Tuve que tender la ropa dentro de la lavandería, porque había muchca tierra en el aire.
Horas después me puse a ver la tv y me acerqué cuando pasaron la noticia de que en Sendero estaban unas personas sujetándose a las columna de un puente vial para que no se las llevara el aire.
Ah, cabrón. Entonces sí es cosa seria. En ese momento se fue la electricidad en mi casa.
Como tengo teléfono axtel y además el aparato es inalámbrico, me quedé sin teléfono.
Mi teléfono celular, que justo en esos momentos no tenía saldo, tiene radio FM, pero estaba a punto de acabarse su carga.
Rato después regresó la electricidad, pero sólo un par de horas... Las suficientes para recargar el teléfono celular y por la noche escuchar las noticias en el radio.

miércoles, abril 02, 2008

Adiós a lo Gigante

Cuando era niño me perdí en un supermercado de la cadena Gigante. Era Gigante Las Torres, el que estaba a unos dos kilómetros de mi casa. En realidad yo sabía como dirigirme de allí a mi casa, pero el trauma de perderse no es el no saber regresar a casa, sino pensar que uno fue abandonado.
Años después, cuando estaba en la secundaria, un compañero entró a trabajar de intendente a ese Gigante. Le tocaba el turno de noche y se la pasaba dormido las tres primeras horas de la mañana al fondo del salón de clases.
Nos contaba que a mitad del turno, justo a la media noche, sus compañeros abrían las vitrinas del área de videoclub y se ponían a ver películas de terror.
En esa tienda vendían buen pan francés. Bolillo, pues. A los trabajadores del turno nocturno les regalaban las sobras del día.
Un día lo desemplearon y buscó trabajo de mecánico.
Trabaja en un taller mecánico enseguida del que antes era Gigante... el supermercado fue comprado a la fuerza por otra empresa comercial.
Adiós, pinche Gigante.

martes, abril 01, 2008

La salida y la llegada

Resulta demasiado fácil hablar mal de quienes nos sacan de un trabajo. Resulta obvio detestar a los que se portasron ojetes al punto de provocar que te saquen de la jugada. Hay trampas laborales, hay intrigas, hay mala fe, como la que me tocó vivir en el municipio de García, Nuevo León de parte de la directora de comunicación e imagen del alcalde, y de parte de la directora de recursos humanos. En la política tu desempeño no vale nada si no eres político.
Lo desesperante fue quedar sin trabajo y ver cómo carajos le hacía. Las tarjetas de crédito llegaron a acosarme. No les importa el desempleo. Es más, les conviene, y pueden llegar al punto de llamar y acusarte de que tu familia te está encubriendo. Ah, además los nombres que te dan son falsos.
Hace una semana llegué al periódico El Regio. No es un corporativo ni un monstruo de los medios de comunicación. Desde aquí se puede pelear por el futuro, por poder decir las cosas.
La salida es difícil -más si es una salida forzada-... la llegada es interesante, en esta vida en la que ya no hay un solo trabajo para siempre. Brindaré por estas dos acciones.