Faroles de Macroplaza
No es que las palabras sean o no mágicas. Quizás lo sean. Intento no pensar demasiado en las palabras al momento de hablar, para no preocuparme en correcciones al paso.
Cuando camino me intereso más por lo que veo, lo que tengo cerca. En eso sí que resulto superficial. No me siento culpable. Tenemos todo el derecho a no ver más de lo que tenemos enfrente, si resulta en serio especial.
Los faroles que están por la calle 15 de mayo y Escobedo. Caminas entre ellos y te van conduciendo a la Explanada de los héroes, frente al Palacio de Gobierno... Algo tienen esos malditos faros que te dan ganas de parlotear y decir cosas de esas, sí, que te arriesgan la imagen pública.
Valió la pena caminar por allí el jueves en la noche. Estaba lloviznando y hacía frío, pero no me molestaba en lo más mínimo todo eso, al ver los ojos de la mujer que me gusta. Y deseoso de llevarme un cacho de su corazón, dije un montón de palabrería que no recuerdo ahora si resultó de buena o mala calidad.
Al carajo con la calidad idiomática. No nos queda de otra más que pasarla lo menos mal posible en este mundo. Y si uno tiene la oportunidad de decir las cosas con cierto descaro o falta de concordancia, sólo porque quiere decirlas, entonces este es mi mundo, caray.
Entonces los faros de la Macroplaza valen la pena. ¡Caramba! Cada vez me convenzo más de que cada calle de esta ciudad vale la pena.
Cuando camino me intereso más por lo que veo, lo que tengo cerca. En eso sí que resulto superficial. No me siento culpable. Tenemos todo el derecho a no ver más de lo que tenemos enfrente, si resulta en serio especial.
Los faroles que están por la calle 15 de mayo y Escobedo. Caminas entre ellos y te van conduciendo a la Explanada de los héroes, frente al Palacio de Gobierno... Algo tienen esos malditos faros que te dan ganas de parlotear y decir cosas de esas, sí, que te arriesgan la imagen pública.
Valió la pena caminar por allí el jueves en la noche. Estaba lloviznando y hacía frío, pero no me molestaba en lo más mínimo todo eso, al ver los ojos de la mujer que me gusta. Y deseoso de llevarme un cacho de su corazón, dije un montón de palabrería que no recuerdo ahora si resultó de buena o mala calidad.
Al carajo con la calidad idiomática. No nos queda de otra más que pasarla lo menos mal posible en este mundo. Y si uno tiene la oportunidad de decir las cosas con cierto descaro o falta de concordancia, sólo porque quiere decirlas, entonces este es mi mundo, caray.
Entonces los faros de la Macroplaza valen la pena. ¡Caramba! Cada vez me convenzo más de que cada calle de esta ciudad vale la pena.
3 palabra de urbanodonte:
ah cómo extraño mi Monterrey!!!! y más con tus descripciones, ya que me hacen recordar lugares y situaciones... y mejor aún (o... peor aún? ya ni sé)... sentimientos. quién iría a pensar que el vips de por mi casa terminaría en un blog! pero bueno... así es la vida, llena de coincidencias "causales" o causas que coinciden.
gracias por entrar a mi blog y aquí te va la traducción (puede estar medio chafosa porque la estoy haciendo yo... igual y si la buscas en internet estará más articulada)
Si yo sé el camino a casa y lo voy caminando embriagado...
no será ésta la manera menos correcta porque estoy tambaleando de lado a lado?
*Leo Tolsoy
Suena extraña, pero es la manera en que me siento en ocasiones... momentos como el que tuve antes de postearla.
saludos a mi tierra linda y por supuesto, a ti.
Ahh!!! barberillo!!! :P No se crea!
Pues muchas gracias!!! :D
Ya sabe cuando quiera regresar!
Que bien que escribas esas cositas de Mty.
Nos leemos!
Y yo como me muero por ver una de esas calles, y no solo eso, sino TODA EL ESTADO
Muero por y amo a Monterrey, Ya quiero estar allá! =(
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