viernes, marzo 23, 2007

La ciudad necesita valientes

Se requiere valor para seguir en tu propia ciudad aún sin trabajar casi por seis meses. Jugando a la bancarrota, a reventarte las tripas con café negro y tortillas con sal. Ser un profesionista que detesta conducir -de no ser así ya me hubiera convertido en taxista,me digo-.
Sí, se requiere valor para hojear los clasificados cada tres días y ver en qué anuncio encajas. Autoclasificarte para justificarte en uno de ellos. Y seguir escribiendo, escribiendo, maldita sea, porque caes en la cuenta de que es la única manera de encontrar un consuelo día tras día, mientras cae la tarde y llega tu esposa de su trabajo y se esfuerza de todo corazón para sonreír, aunque tú ni idea tengas de lo mal que le haya ido en la oficina. De los ninguneos que le hacen, de sus minimizadas horas de comida, del "quédate un poco más tarde para que hagas los pendientes que los demás dejaron".
Esa mujer no puede evitar que el insomnio regrese cada noche y uno extraña las parrandas, las desveladas en la calle, el alegre tintineo de las botellas de cerveza.
Valor para sobrevivir, valor para seguir siendo lo que uno siempre ha sido y salir a la calle dispuesto a partirse la madre con la ciudad, a patear las aceras, atravezar las calles por la mitad, esperar cualquier cosa y pensar: A mí no me derrumban, al menos no hoy, qué chingados.
Por allí anda esa maldita pizca de valor.

1 palabra de urbanodonte:

Blogger Orfa dijo...

¡Valor! Que la mínima pizca no se muera, y crezca y se le ponga al brinco a quien se ponga enfrente. Estuve un tiempo así, pero sola sola sola sola en esta pinche ciudad donde te oyen el acento y te quieren hacer pendejo. En fin, ánimo, es sólo una etapa y pronto todo estará mucho mejor.

11:43 p.m.  

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