Cuitláhuac tenía razón
Siempre hacen falta chiflados. Siempre golosos de recorrer la ciudad ya sea buscando qué comprar entre los puesteros del Río Santa Catarina, o corriendo un maratón en la calle Reforma a plena madrugada.
Cuitláhuac tiene razón cuando defiende que para un joven es indispensable creerse mucho y ser temerario. Tenemos derecho a ser un tanto cínicos, pero los escritores que no enseñan a los jóvenes a escribir con oficio de nalga -de permanecer sentados, no de darle las nalgas a un burócrata cultural-, no merecen que se les salude siquiera en un evento cultural. Aquellos que no se dejan ver, que insisten en no bajarse de la torre de marfil, serán los primeros desconocidos por las siguientes generaciones.
En cambio, es maravilloso el aprecio al gurú. Al que mínimo te permite beber con él.
Hacen falta chiflados irrespetuosos, pero también agradecidos.
Cuitláhuac tiene razón cuando defiende que para un joven es indispensable creerse mucho y ser temerario. Tenemos derecho a ser un tanto cínicos, pero los escritores que no enseñan a los jóvenes a escribir con oficio de nalga -de permanecer sentados, no de darle las nalgas a un burócrata cultural-, no merecen que se les salude siquiera en un evento cultural. Aquellos que no se dejan ver, que insisten en no bajarse de la torre de marfil, serán los primeros desconocidos por las siguientes generaciones.
En cambio, es maravilloso el aprecio al gurú. Al que mínimo te permite beber con él.
Hacen falta chiflados irrespetuosos, pero también agradecidos.
1 palabra de urbanodonte:
me gustas tu
me gusta mas en un puente casi llegando al rio santa catarina
jajaja
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