Jueves de cervezas y Barrio Antiguo
Jueves 4 de noviembre
I
Días como los jueves son importantes para la convivencia y la libertad porque los antros no cobran cover, y la cerveza está más barata. En mis días malhabidos de universidad me dejó una mujer y fue la excusa perfecta para agarrar unas borracheras mitológicas. La mayoría eran en el Barrio Antiguo. Todavía dejaban pasar los autos y beber en la vía pública. Las banquetas llenas de muchachas que no pasaban de los 25 años, ebrias y con olvido de que vestían de minifalda... uyuyuy.
Me la pasaba en El Café Iguana. Siempre ha sido un buen lugar para mescolanzas de estilo. Punketas, darks, rastas, tecnohippies, ahora hasta raperos. Cerveza los jueves al dos por uno, y Luis Valdez en plena edad de la bohemia, con una frase de militancia chafa como: Soy poeta, estoy borracho y quiero beca.
Poco a poco fuí dejando pasar las visitas y ahora Edgar me dice que el Café Iguana cada vez está más lleno de guercos. Más bien, cada vez tiene menos personas de nuestra edad.
II
Procuro aprovechar cada que voy al Vips de Padre Mier para escuchar conversaciones ajenas. Allí está la literatura social, me digo. Je. Invité a Thlema a que fueramos al Club Gargantúas -en la calle Escobedo- pero no nos alcanzó el tiempo para llegar al monólogo. Así que me la llevé al Barrio Antiguo.
Astuto, el Luis. Si colmillo no le falta. Sólo que para eso del feeling y el carisma es un naco de los peores.
Prosigamos: Luego de un par de calles pasamos frente al Clan Destino y le digo: Mira, aquí tocan reggae los viernes en la noche... se pone bien. Doblamos la calle y entramos al Antrópolis. Cerveza a diez pesos. El antro todavía no está tan lleno de skateros, de los rayados del Monterrey.
Me acabo la cerveza y de allí al Café Iguanas. Ese lugar impresionó más a la Thelma, porque fuimos hasta el fondo, donde está el auditorio y un tipo tocaba música electrónica con imágenes de astronautas a sus espaldas. Casi al salir nos quedamos viendo una tv donde pasaban caricaturas de Happy Tree Friends. Esa donde una superardilla rescata a una monita pero al pasar por un árbol decapita, poniéndole una bellota por cabeza.
Je, je, je.
Una cerveza más y salimos. Caminamos hasta el Café Paraíso y enfrente entramos al Libélula. Cerveza a 15. Pasan videos y música ochentera. Nos sentamos en el mismo sillón donde semanas antes estuvimos Gaby Torres, Minerva Reynosa y yo.
No era para tanto, pero hoy lunes me estoy muriendo de gripe. No he dormido bien. La culpa no es del desvelo ni de las cervezas, porque la verdad es que llevo dos noches seguidas acostándome en el vil suelo. Pero si por algo estoy dispuesto a alivianarme, es para salir de nuevo a vaguear por la ciudad. Cuestión de ser profesionales.
I
Días como los jueves son importantes para la convivencia y la libertad porque los antros no cobran cover, y la cerveza está más barata. En mis días malhabidos de universidad me dejó una mujer y fue la excusa perfecta para agarrar unas borracheras mitológicas. La mayoría eran en el Barrio Antiguo. Todavía dejaban pasar los autos y beber en la vía pública. Las banquetas llenas de muchachas que no pasaban de los 25 años, ebrias y con olvido de que vestían de minifalda... uyuyuy.
Me la pasaba en El Café Iguana. Siempre ha sido un buen lugar para mescolanzas de estilo. Punketas, darks, rastas, tecnohippies, ahora hasta raperos. Cerveza los jueves al dos por uno, y Luis Valdez en plena edad de la bohemia, con una frase de militancia chafa como: Soy poeta, estoy borracho y quiero beca.
Poco a poco fuí dejando pasar las visitas y ahora Edgar me dice que el Café Iguana cada vez está más lleno de guercos. Más bien, cada vez tiene menos personas de nuestra edad.
II
Procuro aprovechar cada que voy al Vips de Padre Mier para escuchar conversaciones ajenas. Allí está la literatura social, me digo. Je. Invité a Thlema a que fueramos al Club Gargantúas -en la calle Escobedo- pero no nos alcanzó el tiempo para llegar al monólogo. Así que me la llevé al Barrio Antiguo.
Astuto, el Luis. Si colmillo no le falta. Sólo que para eso del feeling y el carisma es un naco de los peores.
Prosigamos: Luego de un par de calles pasamos frente al Clan Destino y le digo: Mira, aquí tocan reggae los viernes en la noche... se pone bien. Doblamos la calle y entramos al Antrópolis. Cerveza a diez pesos. El antro todavía no está tan lleno de skateros, de los rayados del Monterrey.
Me acabo la cerveza y de allí al Café Iguanas. Ese lugar impresionó más a la Thelma, porque fuimos hasta el fondo, donde está el auditorio y un tipo tocaba música electrónica con imágenes de astronautas a sus espaldas. Casi al salir nos quedamos viendo una tv donde pasaban caricaturas de Happy Tree Friends. Esa donde una superardilla rescata a una monita pero al pasar por un árbol decapita, poniéndole una bellota por cabeza.
Je, je, je.
Una cerveza más y salimos. Caminamos hasta el Café Paraíso y enfrente entramos al Libélula. Cerveza a 15. Pasan videos y música ochentera. Nos sentamos en el mismo sillón donde semanas antes estuvimos Gaby Torres, Minerva Reynosa y yo.
No era para tanto, pero hoy lunes me estoy muriendo de gripe. No he dormido bien. La culpa no es del desvelo ni de las cervezas, porque la verdad es que llevo dos noches seguidas acostándome en el vil suelo. Pero si por algo estoy dispuesto a alivianarme, es para salir de nuevo a vaguear por la ciudad. Cuestión de ser profesionales.
1 palabra de urbanodonte:
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