jueves, noviembre 04, 2004

Un antro de jazz

El Bebop, en la avenida Lázaro Cárdenas -normalmente llamada Las Torres-. La verdad es que es un lugar snob. Los tipos de allí no tocan piezas de Coltrane, Gillespie, y mucho menos de Charlie Parker. Son más bien ambientizadores que improvisando -papaloteando-, mantienen una pose de artistas refinados.
No es sólo malintención urbana. Es que la última vez que salí con una exnovia, graduada del Tec, lectora de Carlos Fuentes y aspirante a una vida burguesa y refinada -eso lo dijo ella- acudimos a ese antro.
Para empezar nos cobraron cover nadamás por ir a sentarnos en una mesa periquera. La mayoría de las cervezas eran extranjeras. Por lo tanto, de mayor precio. La mujer insistía en beber vino blanco y espumoso. Chale. El mesero le dijo que eso era champaña.
Más chale.
Finalmente ella tuvo que pedir también cerveza. Jeje.
Pero no regreso a ese lugar. No después de que los músicos sólo tocaban covers mal improvisados. No después de que salimos a caminar a un pequeño parque detrás del negocio, y ni ella ni yo nos miramos a las caras. En estos tiempos, el jazz resulta un buen indicador de que las relaciones concluyen.
No siempre se puede decir, como al final de la película Casablanca, Play it again, Sam -tócala de nuevo-.

1 palabra de urbanodonte:

Blogger yadivia dijo...

Saludos mi queridísimo Luis Valdez, a ver cuándo nos jugamos otra. Un abrazo. Gerardo Ortega

7:11 p.m.  

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