Noches de radio
Jueves 28 de octubre.
Estoy viendo unas fotos de esas chidas donde las mujeres presumen que la gravedad no atenta contra sus pechos y traseros de firme consistencia, cuando suena mi celular. Es el Jaime Villarreal que me invita a un programa de radio. "También va a ir Indram y una chava que escribe poesía".
Indram, nativo de Sri Lanka, no es un hombre así que digamos feo feo, pero eso por mero exotismo extranjero. El caso es que acá un urbanodonte machin chicharrín, prefiere a las mujeres aunque sean poetas.
Nunca aprendo. Lo sé.
Llego a la estación. En un sillón está una mujer de acento español llamada Anabel, encargada de prensa del Grupo Zeta -ojo, no de los Zetas-. Ella trae a los moneros Jis y Trino de un lado a otro, por la mentada feria del libro (en Cintermex). Está charlando con Gerardo Ortega. Buen cuate.
Entramos al pequeño cuarto ese donde ya está sentado Indram y los dos conductores: Gabriel Contreras y Gerardo López Moya -chale!-. Eso tenía la pinta de ser la antesala de una masacre, pero lo bueno es que el Indram los mareó con verbo y verbo, y más verbo, propinado directamente a las neuronas de estos gemelos de la conducción extravagante.
Me quiero beber una cerveza. Raro en mí, lo sé. Le digo al Gerardo Ortega y terminamos con los dos conductores en el caracol, a un lado del Café Nuevo Brasil (Washington y Zaragoza). La cerveza está más bara.
Un rato después llega José Jaime Ruíz, que trabaja en el periódico ese del meritito norte, sólo cruzando la calle.
¿Qué hacía Luis Valdez bebiendo con personas de tal calaña? Obteniendo más puntos para el infierno, supongo. Entre las madreadas mamonas del Contreras, los comentarios tv show de López Moya y las ideas de José Jaime Ruíz sobre los Best Sellers, el Gerardo Ortega y yo muy apenas salimos vivos para irnos al Matehuala (Bernardo Reyes y calzada Madero). Templo de los table dance regiomontanos. Ah, había una chavita dark bonita bonita, pero la falda larga no permitía que se apreciaran bien sus pechos ni piernas. Además estaban en la hora de pasarela masiva, y no había table...pura exhibición y promoción de dos canciones por uno.
Pero a mí me gusta verlas bailar. Acrobacias por allá, por acá. El circo de soleil versión erótica. Por eso no estuvimos ni una hora, y salimos rumbo al Good Music (Zaragoza). Estaba cerrado el maldito table ese. Hubo un tiempo en que era como estar en la sala de mi casa. Entramos al Harlequín, anterior Muñequitas (Arteaga y Zuazua). Gerardo Ortega me dice: Anda desatado, licenciado, y se disuelve en la oscuridad de la puerta.
Quedo solo. Una bailarina me dice que se quiere sentar en mis piernas -pinche Luis tan carismático, el güey-. En eso la vocean para que baile y apenas sube a la tarima y yo me escapo, pinto mi calavera.
Dos calles. No recuerdo hacia donde. Llego a la calzada Madero y veo otro table -¿otro, cabrón?-. El Pasarelas... Tiene buenas recomendaciones. Sus tres pequeñas pistas circulares son muy cálidas y los asientos están cerca. Cómodo Lugar, poco ambiente. Cierran en menos de que pasen dos horas, y bueno, dicen que de todas formas las mejores mujeres sólo van los fines de semana, y no los jueves.
Lo que ocasionan los programas de radio. Todos los caminos nos conducen a alguien del sexo que nos seduce, e induce.
Busca excusas, de esas matonas, Luis Valdez. De esas contundentes.
Estoy viendo unas fotos de esas chidas donde las mujeres presumen que la gravedad no atenta contra sus pechos y traseros de firme consistencia, cuando suena mi celular. Es el Jaime Villarreal que me invita a un programa de radio. "También va a ir Indram y una chava que escribe poesía".
Indram, nativo de Sri Lanka, no es un hombre así que digamos feo feo, pero eso por mero exotismo extranjero. El caso es que acá un urbanodonte machin chicharrín, prefiere a las mujeres aunque sean poetas.
Nunca aprendo. Lo sé.
Llego a la estación. En un sillón está una mujer de acento español llamada Anabel, encargada de prensa del Grupo Zeta -ojo, no de los Zetas-. Ella trae a los moneros Jis y Trino de un lado a otro, por la mentada feria del libro (en Cintermex). Está charlando con Gerardo Ortega. Buen cuate.
Entramos al pequeño cuarto ese donde ya está sentado Indram y los dos conductores: Gabriel Contreras y Gerardo López Moya -chale!-. Eso tenía la pinta de ser la antesala de una masacre, pero lo bueno es que el Indram los mareó con verbo y verbo, y más verbo, propinado directamente a las neuronas de estos gemelos de la conducción extravagante.
Me quiero beber una cerveza. Raro en mí, lo sé. Le digo al Gerardo Ortega y terminamos con los dos conductores en el caracol, a un lado del Café Nuevo Brasil (Washington y Zaragoza). La cerveza está más bara.
Un rato después llega José Jaime Ruíz, que trabaja en el periódico ese del meritito norte, sólo cruzando la calle.
¿Qué hacía Luis Valdez bebiendo con personas de tal calaña? Obteniendo más puntos para el infierno, supongo. Entre las madreadas mamonas del Contreras, los comentarios tv show de López Moya y las ideas de José Jaime Ruíz sobre los Best Sellers, el Gerardo Ortega y yo muy apenas salimos vivos para irnos al Matehuala (Bernardo Reyes y calzada Madero). Templo de los table dance regiomontanos. Ah, había una chavita dark bonita bonita, pero la falda larga no permitía que se apreciaran bien sus pechos ni piernas. Además estaban en la hora de pasarela masiva, y no había table...pura exhibición y promoción de dos canciones por uno.
Pero a mí me gusta verlas bailar. Acrobacias por allá, por acá. El circo de soleil versión erótica. Por eso no estuvimos ni una hora, y salimos rumbo al Good Music (Zaragoza). Estaba cerrado el maldito table ese. Hubo un tiempo en que era como estar en la sala de mi casa. Entramos al Harlequín, anterior Muñequitas (Arteaga y Zuazua). Gerardo Ortega me dice: Anda desatado, licenciado, y se disuelve en la oscuridad de la puerta.
Quedo solo. Una bailarina me dice que se quiere sentar en mis piernas -pinche Luis tan carismático, el güey-. En eso la vocean para que baile y apenas sube a la tarima y yo me escapo, pinto mi calavera.
Dos calles. No recuerdo hacia donde. Llego a la calzada Madero y veo otro table -¿otro, cabrón?-. El Pasarelas... Tiene buenas recomendaciones. Sus tres pequeñas pistas circulares son muy cálidas y los asientos están cerca. Cómodo Lugar, poco ambiente. Cierran en menos de que pasen dos horas, y bueno, dicen que de todas formas las mejores mujeres sólo van los fines de semana, y no los jueves.
Lo que ocasionan los programas de radio. Todos los caminos nos conducen a alguien del sexo que nos seduce, e induce.
Busca excusas, de esas matonas, Luis Valdez. De esas contundentes.
1 palabra de urbanodonte:
Licenciado Valdez, por fortuna me he retirado de los amores mercenarios, de lo contrario, quién sabe hasta dónde no me lo hubiera perdonado su blog. Saludos y hasta la próxima. Yo lo miro. Gerardo Ortega
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