El circo llego a la Casa del campesino

También llamado Museo de culturas populares, tiene en uno de sus salones un mural de la lucha obrera. Allí fue la cena de clausura.

Y al ritmo de la música de circoooo:

Entre usted a ver al niño que por desobedecer a sus padres se convirtió en escritor.
Y a los que invitaron a un Encuentro de Escritores Jóvenes.
Los poetas malabaristas de las palabras, los narradores que con magia desaparecen los adjetivos.
Los becarios amaestrados que hacen gracias como brincar un aro de conaculta en llamas y bailar regaetton.

Entre usted, y rete a sus miedos cuando tenga enfrente a un poeta haciéndole al intelectualito pop, escurriendo puntos y comas como vellos en las patas de una tarántula gigante.

Asómbrese con las jóvenes promesas, equilibristas en la cuerda floja de las letras del norte de México, ayudándose de una vara o montando un monociclo con el logotipo de su taller literario.

Deléitese la mirada con el desfile de musas pelirrojas en nuestra pista, y la más asediada: la poetisa que monta un brioso corcel burócrata cultural.

Y compre botanas locales de nuestra librería dulcería, para que hunda el colmillo, mastique y escupa. Y beba cerveza, mucha cerveza, para no atragantarse con el ego que se nos queda impregnado, cual miserable cáncer de pulmón.