Tres boticas

Mis padres son de Linares, aunque nadie de mi familia heredó la gracia ni desgracia de hacer marquetas o glorias envueltas en papel celofán rojo. Frente a la plaza de Armas está una farmacia y botica con diseño afrancesado de los tiempos de Porfirio Díaz. Farmacia y Botica Morelos. Ahora tiene a un lado el museo de Linares, cuya mayor atracción son unas piedras de monte y un periódico literario que sólo los miembros del Club de Leones conocieron. Ese no fue, pienso, un panfleto para mis abuelos, sino para los mamones burgueses de antaño que soñaban con ser adoptados por un Maximiliano.
Por un tiempo creí que en Monterrey Ciudad Mascota no habían boticas para que te prepararan los ungüentos o el jarabe para la tos. Y luego me salen con que vaya a la Botica La Reynera que está en Juárez, a un lado del Kentucky Fried Chicken (esquina con Ruperto Martínez) a comprar dos litros de criolina para echar en las plantas del patio. Funciona como desinfectante y aleja a las garrapatas. Ya ven que luego los perros andan por el patio como si tuvieran aretes de gitano colgando de todo el cuerpo.
La última: Frente a la plaza de San Nicolás de los Garza (para gente bonita, la nicolaíta, dice Thelma) está la Farmacia y Botica Plaza. Se nota que los tipos no se complicaron la vida para elegir el nombre, eh. Las leyendas urbanas dicen que ese negocio siempre ha estado allí, desde antes que las calles tuvieran adoquin. Es decir, tiempos inmemoriales. Ahora tienen su gran competencia en la Farmacia Benavides que está en la mera esquina de Hidalgo y Porfirio Díaz. La maldita globalización.
Dejemos fuera de contexto local a la Botica Morelos de Linares y concentrémonos sólo en las últimas dos... La Reynera y La Plaza... ¿Cuánto tiempo más sobrevivirán contra Las Benavides y las Farmacias Similares? Okey, intentaré creer que sabe más el Diablo por viejo que por diablo.