Burundango: el verdadero RBD

Es el chango de un ventrilocuo llamado Oscar Burgos. Se supone que todo comenzó con un show infantil en el que Burgos sacaba del cajón a Cucufato. Al público nos maravilla la manera en que un muñeco de ventrilocuo alza las cejas y abre la boca desaforadamente. Ya ven que en México tenemos del mito de Pepito el de los cuentos, que es un niño malportado y alburero. El Bart Simpson es una versión gringa de nuestro Pepito. Pues bueno, el Cucufato es como Pepito. Y la contraparte de Cucufato, ya que siempre se la pasa haciendo maldades y envidiando a los vecinos -además que en el show de adultos le menta la madre a Oscar Burgos fácil unas 20 veces-, es un chango cubano llamado Burundango. Este animal peludo es bueno e inocente. No puede decir ni una mala palabra y por eso Cucufato siempre lo pesca a carrilla.
El sábado fuimos al Chagoyos -un centro nocturno que está en avenida Barragán, San Nicolás- y allí pude presenciar algo increíble: Por fin Burundango se rebela -no como los niños mensos de la telenovela RBD, sino más realista- cuando termina mentándole la madre a Cucufato, además de decirle que su prima Barbie es una puta y su hermana también.
Cucufato se queda serio por unos instantes y luego contesta:
-Sí, mi hermana es bien güila, no lo niego. Es más, le dicen la capa de ozono porque ya tiene el agujero bien grande, ¿y qué?
Y Burundango insiste:
-Como quiela inga tu male, chico.
-Sí, sí, pinche Niurko.
Yo regresaría al Chagoyos a pesar de cómicos tan malos como el Chilinflas -no me interesa escribir sobre él- y músicos tan aburridos como Los Buhos. Burundango sí me quita el sueño, ahora que es todo un ReBelDe.
Por cierto, no se esperen un buen servicio. Sólo hay un mesero, que ni abresodas tiene. Además cada bebida cuesta entre 50 y 55 pesos. Y el cover, 100. Caro y mal atendido, caray.