Hamburguesas Laredo

I
Decía un compañero de la Preparatoria que por Mitras Norte vendían una hamburguesa llamada Monstruo. La peor que recuerdo, y esa en verdad era un monstruo, fue una que compré en un restaurante cerca del Sanborns Tlalpan en DF Distrito Fábula. Era tan magistralmente monstruosa que no soporté que algo tan horrible existiera en el mundo. Tuve que devorarla más con desesperación que hambre, por el mero miedo de que algo con esa apariencia pudiera ocasionar algo lamentable.
Era una gula de sobrevivencia y verguenza. ¿Será lo mismo que siente el Dios Cronos cuando devoraba a sus hijos, o las gatas cuando saben que sus mininos nacieron malos y prefiere engullirlos?
Es una comida que duele.

II
Pero para hamburguesas grandes y buenas, sobre todo en Monterrey Ciudad Mascota, las Hamburguesas Golonas (Washington entre Juan Mendez y Cuauhtémoc). Las conocí cuando impartía clases de prepa y todavía estudiaba en la universidad. Hace un par de meses invité allí a un cuate porque tuvo que ponerse una máscara de luchador para entregarle unas flores de mi parte a Thelma.
La estrategia era: Entras con la máscara de luchador todavía puesta y chance no nos cobran. No nos resultó.
También están las Hamburguesas Santa Lucía (en Doctor Coss a unas calles del Museo de Historia Mexicana). Vendían unas con salchichas para asar muy muy impresionantes, pero lamentablemente el pan era demasiado suave y se deshacía cuando todavía no llegabas a comerte la mitad.

III
Por último, y creo que esta es la gran excusa para el texto, las Hamburguesas Laredo. Famosas porque el primo que pasa una temporada fuera de la ciudad piensa constantemente en regresar para comerse una de éstas (aclaración: No era precisamente un primo mío, pero para efectos es igual).
¿Qué tenían de impresionantes estas hamburguesas que están a una calle de la Plaza de armas de San Nicolás? Y dale con San Nicolás.
Para empezar es de esos negocios míticos que como la Botica Plaza no tienen fecha exacta de haberse abierto en ese sitio. Pueden decir "tal año" pero la mayoría de sus clientes no estaban en este mundo por esas fechas. El local es una cabaña. Me llama la atención que vendan una hamburguesa llamada Superdoble, y también que exhiben en su interior, a un lado de las mesas, un cuadro con el bosquejo técnico de lo que debe incluir una hamburguesa.
También hay un poster de Led Zepellin, dice Thelma.
Caray. Es el único cuadro de un grupo de rock. Todos los demás son de hamburguesas y uno de Joya. La hamburguesa tiene buen tamaño. No es una hamburguesa gigante, pero sí lo suficiente para que este cabrito se empance el resto de la noche.
Le propino un par de mordidas mientras que Thelma me observa desde el otro extremo de la mesa (segunda aclaración: las mordidas fueron a la hamburguesa, no a Thelma). ella prefiere comer papas adobadas y un pan. Un poco de piña que al final le escalda la lengua pero al menos no queda como yo todo gangoso cuando apenas mastico un poquito de piña fresca.
En este mundo hay gente que sí tiene estilo. Los demás, comemos hamburguesas que no quedan propiamente en la esquina de nuestra casa, sino a una hora.
Pero a ver, a ver, resignate a comer McDonalds... ¿verdad que no?