¿Urbanodontes muertos o mudos?

I
Todavía es fecha que no alcanzo a descubrir qué tanta ciudad está en el exterior y qué tanta dentro de nosotros. Detesto cuando los urbanodontes deciden callarse y todavía lo dicen de manera sensible o demasiado explícita. Me frustra que declaren "este es el último post que escribo"
¿Y qué esperen que haga? No les daré un abrazo ni el pésame. No puedo renegar del abandono cuando alguien fallece pero sí cuando se decide a callar. Reniego de este abandono. De dejarme un poquito más solo en este territorio donde nunca se sabe quién me lee y donde, lo más seguro, a pocos les importa mi presencia.
Por eso la soledad que no llora por ellos. Sólo el reproche, porque independientemente de su felicidad o infelicidad, deciden callarse ante nosotros, y todavía gritarlo a los cuatro vientos.

II
Carolina de Toluca escribió: "Por otro lado quiero despedirme de este espacio también, este es el ultimo post que escribo aquí, las cosas seguirán cambiando y seguiré leyéndolos, tantas cosas buenas y tantos buenos amigos me ha dejado todo esto que no pienso abandonarlos. Los quiero mucho a todos!!Nueva ciudad, nueva casa, nueva vida, cómo todo va cambiando..."

...simplemente ya tuvo mejores cosas que hacer. La mujer amiga, carnala llegó a la conclusión de que "ya soy feliz, y vivo como me gusta...para qué escribir?" Hasta cierto punto tiene razón pero, ¿caramba, dónde quedan los lectores anónimos?

III
Gerardo Ortega escribió: "MOÑITO NEGRO... METER SEGUNDA. Mi hermano Miguel y yo nos bajamos del auto. Hoy me despido del blog. Agradezco a quienes me leyeron. Un abrazo a mi querido Daniel Salinas Basave quien me mostró la blogósfera, y sobre todo a mi adorada Teresa, quien le confería un sentido especial al acto de escribir (siempre ilusionado en que me leería)... 3,169 visitas de 47 países, de lunes a diciembre, y sin la sed del tiempo que estoy saboreando... ¿YSTCAB? A Dios le pido. Muchas gracias a tod@s."

...¿Y por qué carajos se retira? ¿La culpa es de su hermano alter ego Miguel? Si no quiere escribir nada nuevo en el blog durante un par de meses, okz. Pero el individuo ya está muerto desde que se resigna a morir. Y reprocho con toda mi maldita alma que alguien se resigne a no decir nada más. Tantas visitas y de tantos países... ¿para qué? ¿de qué han servido los grados que le agregaré a mi siguiente graduación de lentes para que al final lea un par de despedidas depresivas?

IV
¿Estos urbanodontes de mi Ciudad Mascota están muertos o mudos? ¿Cuántos días más los seguiré considerando en mi lista de contactos? No sé, no quiero pensar en eso. Creo que al menos les dedicaré, a estos muertos voluntarios, el soneto que una vez escribí para mí a manera de esquela (sigo ahorrando para mandar grabar las letras en una lápida):

Siempre manejé la mala suerte
a mil doscientos kilómetros por hora
intentando aprovechar esta demora
en mi camino al Valle de la Muerte.