martes, marzo 14, 2006

El carrusel de Plaza Sendero

Creo que una vez escribí un relato sobre un carrusel. Era una mala copia de historia de horror a lo Stephen King. Cuando compré una cámara digital, fuí de inmediato al Parque Canoas, a dos calles de mi casa, para tomarle fotos al carrusel. Un guardia anciano se me acercó y me dijo: No puedes tomar fotos aquí.
Le pregunté por qué, y me contestó: Por que no.
Solté una carcajada a lo descarado frente a su cara y le dije: Ay, güey, creo que me voy a vomitar.
El tipo nomás no me mentó la madre, porque su trabajo era muy, muy serio.
En una de esas, me fuí con Thelma a los juegos mecánicos del Río Santa Catarina y sólo encontramos un par de carruseles con caballos golpeados, con muecas de dolor. Eso realmente estuvo de terror.
El carrusel que estuvo bien conservado, fue el del Parque España. Creo que ese salvó un poco la ilusión de conservar recuerdos.
El de Sendero no es propiamente un carrusel bien conservado, sino más nuevo. Algo de nostalgia maquillada. Y para acabarla, una música empalagosa.
Un agregado más, y lo que termina por convencerme: A unos cuantos pasos está el Italian Coffee. Me encanta ese café, que con dos tazas ya te hace temblar. Dios conserve el refill, aunque el carrusel esté en peligro de extinción.

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