El paraíso del juguete
Así le llaman a la cadena de jugueterías esa, Julio Cepeda. En los programas infantiles a nivel local -Pipo, Club Infantil, Los Vips- anunciaban de manera impresionante El Castillo del Juguete, que era el Julio Cepeda de Gonzalitos. Pocas veces he ido allí. La última ocasión fue hace unos meses para buscar unos patines que le quedaran a Marisa. Cada dos pasos dejaba el juguete que llevaba en mis manos y tomaba otro. Era impresionante. Thelma me decía que cada que se volvía a verme yo tenía un juguete distinto. Sí. desesperadamente buscando mi Pianosaurio. Ese que Santa Claus todavía me debe.
Pero si hay un castillo del Terror, es el Julio Cepeda de Universidad. Justo pasando la joroba, en la esquina de Universidad y Bravo -allí junto a un Seven Eleven-. Habráse visto una bodega tan oscura, desordenada, con polvo en las etiquetas de los precios. Parece el Cereso de Toy Story. No lo soporté. Sólo anduve por allí lo suficiente para encontrar un buen papalote y escaparme. Nunca hubiera pensado que rodeado de juguetes me pudiera sentir tan desahuciado.
Pero si hay un castillo del Terror, es el Julio Cepeda de Universidad. Justo pasando la joroba, en la esquina de Universidad y Bravo -allí junto a un Seven Eleven-. Habráse visto una bodega tan oscura, desordenada, con polvo en las etiquetas de los precios. Parece el Cereso de Toy Story. No lo soporté. Sólo anduve por allí lo suficiente para encontrar un buen papalote y escaparme. Nunca hubiera pensado que rodeado de juguetes me pudiera sentir tan desahuciado.
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